Los desmontes y sus consecuencias son un problema grave, y las imágenes satelitales ayudan a describirlo y entenderlo. El objetivo es realizar un seguimiento y mapeo de los desmontes e incendios en conjunto con los pueblos originarios afectados, a través de tecnología y herramientas informáticas, señaló Paruelo
“No estamos ayudando a que las comunidades solucionen un problema reciente, sino uno que tiene una historia de 500 años de postergación”, afirmó José Paruelo, director de la licenciatura en Ciencias Ambientales de la Fauba.
La ley de Bosques desde 2008 prohibió los desmontes en regiones como el Chaco Semiárido, donde se concentra el 90% de la deforestación total del país.
Trabajan en el proyecto veinte estudiantes de grado y de posgrado, pertenecientes a las carreras de Ciencias Ambientales de la Facultad de Agronomía y a otras facultades de la UBA.
El grupo comenzó sus actividades hace tres años, cuando la Corte Suprema de Justicia de la Nación prohibió los desmontes en los departamentos salteños de San Martín, Orán, Rivadavia y Santa Victoria, a raíz de una presentación de sus pobladores.
Estos denunciaron entonces que en la zona se estaban registrando las tasas de desmontes más altas de la historia argentina, en momentos previos a la sanción de la Ley de Bosques.
Salta ha perdido el 25 por ciento de sus bosques nativos existentes en los ´70, corridos por la expansión agrícola y afectando a pueblos originarios y criollos. El equipo de la Fauba desarrolló un estudio sobre los lineamientos básicos que debe tener una evaluación de impacto ambiental acumulativo de la tala y el desmonte.
En esta segunda etapa, concentró el objetivo de trabajo en la realización de un sistema de monitoreo que detecte los desmontes en tiempo real, y que pueda ser gestionado por las comunidades afectadas.
Los pueblos originarios, con la desaparición de los bosques, son empujados hacia las adyacencias de las grandes ciudades sin ningún tipo de ayuda, pero los que quedan en el monte viven en una situación de precariedad extrema.
“La respuesta fue positiva, la gente quería aprender y tener evidencias para presentar ante la Justicia. Ellos se ubicaron en seguida en los mapas, marcaron los puntos de agua, localizaron al resto de las comunidades y los lugares donde hacen uso del monte” contó María Vallejos, docente de la Fauba y becaria de Conicet.