Imagen de un frigorífico abierto con comida tirada por el suelo

El consumismo masivo inspira un gran cambio social

El consumismo masivo y el mal uso de los alimentos, nos está condenando a un fin lleno de hambruna y escasez

Vivimos en una época basada en la producción masiva de alimentos y productos para el consumo humano, seguido de una tendencia social totalmente arraigada al consumismo, donde la sociedad consume por el mero hecho de poseer, pero no para cubrir las necesidades. 

Hoy en día, en la mayoría de hogares del mundo moderno, se consumen muchos más productos alimenticios de los que se necesitan y, por consecuencia, malgastamos una gran cantidad de comida anual, creando toneladas de productos desechados e inservibles.

Por otro lado, nos encontramos con otro extremo de la misma realidad, y es que, en países aún en desarrollo, la escasez de alimento y la falta de productos para el consumo humano cada vez es más notable, ya sea por la falta de recursos, por la mala gestión de los países más desarrollados o por los efectos que el cambio climático causan en la agricultura y la ganadería. Dejando tras de sí, hambruna y escasez en muchas regiones del mundo. 

¿Cómo podemos vivir en un mundo donde unos tienen tanto y otros, en cambio, no pueden conseguir ni lo que es necesario para subsistir de una forma digna? Muchas personas se plantean esta pregunta a diario y las hay que intentan aportar su granito de arena, ya sea de forma local en su comunidad o de una forma mucho más visionaria y a gran escala. 

En España, nos encontramos con una asociación de voluntarios del municipio de Galdakao, Bizkaia, que ha emprendido una iniciativa para intentar, por un lado, salvar alimentos que nos sobran diariamente en nuestros hogares y reubicarlos en hogares más necesitados. 

Esta iniciativa se basa en la implantación de frigoríficos en las calles de la localidad,  donde los habitantes depositan allí los alimentos que no van a utilizar. Una vez los alimentos se disponen dentro del frigorífico, otras personas que necesiten comida pueden ir a buscarla, gratuitamente, en el mismo frigorífico y encontrarse con diferentes paquetes que sus vecinos han dejado allí para que puedan reutilizarse y ser aprovechados por personas con más necesidad. 

Otro caso que encontramos, relativamente cerca de España, es el de Francia. Ahora, la república francesa ha decretado una nueva medida, aprobada dentro de una Ley de Energía y Medio Ambiente, contra el desecho de abundantes cantidades de comida en los supermercados, a raíz de que la Federación Francesa de Comercio y Distribución (FCD), realizara un estudio que reveló que se desechan de media unos 20 Kg de comida por persona anualmente. Un hecho que conlleva un gasto anual de entre 12.000€ y 20.000€, sumándole claro está, el mal uso de los alimentos en un mundo donde escasean tanto.

Montones de comida en las estanterías de un supermercado
Un estudio demuestra que se desechan unos 20 Kg de comida por persona anualmente en Francia | Getty Images

El gobierno ha declarado que todos los establecimientos comerciales deberán firmar estos acuerdos donde todos los alimentos sobrantes, deberán donarse a organizaciones de caridad o para uso animal y compost agrícola, si no se cumpliera, pueden caerte multas de 75.000€ y acabar con una pena de dos años de cárcel.

En otro lado del planeta, encontramos una propuesta que aún va más lejos. Viajamos hasta Colombia, donde un joven científico belga llamado Daniel Debouck, dedicó parte de su vida a estudiar las legumbres, más concretamente los frijoles, todas sus clases y variedades, llegando desde México a Malawi. Con la ayuda del CIAT, el Centro Internacional de Agricultura Tropical, y junto a Steve Beebe, decidieron ponerse manos a la obra.

Con este estudio crearon, a raíz de cruzar diferentes tipos de frijol entre la variedad del frijol tepario (procedente del norte de México y que data de los tiempos Precolombinos), un nuevo súperalimento  para poder conseguir una especie más resistente al calor y a los efectos del cambio climático, y así poder aportar una nueva variedad de alimento a países asolados por los estragos del cambio climático.

El estudio demuestra que para el 2050, la mitad de las zonas cultivables del planeta desaparecerán, pero con la ayuda de alimentos criogenizados, podemos adaptar estos alimentos a las duras condiciones de las áreas cultivables, haciéndolas otra vez prósperas. Gracias a los descubrimientos podemos soñar con un mundo con alimentos nutritivos, abundantes y suficientes para todos, incluyendo toda China y toda India.